Los beneficios de la lectura aplican a todas las etapas del desarrollo de los niños y para eso es necesario que los adultos se involucren en la creación del hábito. ¿Cómo logramos que los chicos se interesen por la lectura? ¿Podemos conseguir que presten atención a pesar de todas las distracciones tecnológicas? No existen fórmulas mágicas, pero contamos con varias herramientas que pueden servirnos
Si has dejado la lectura al margen de tu vida, es un buen momento para recuperarla. Con solo 20 minutos diarios ya estamos plantando una semilla muy poderosa en los chicos y esto incluye a
los bebés recién nacidos. Todos los días lee en voz alta cualquier libro, los bebés se benefician del escuchar historias sin importar el contenido. Lo que sí importa es el sonido de tu voz, la
cadencia del texto y las propias palabras. Las investigaciones han demostrado que el número de palabras al que está expuesto un bebé tiene un impacto directo en el desarrollo del lenguaje y la alfabetización. Eso si: el lenguaje tiene que ser en directo, en persona y dirigido al niño. Por supuesto, es bueno empezar a leer en voz alta los libros infantiles que formarán parte de la biblioteca del niño, pero no te sientas limitado.
Muchas veces, detrás de un “no me gusta leer”, se esconde un “todavía no encontré un libro que me apasione”. Así que los adultos, reconociendo la personalidad de los niños y sus posibles gustos literarios, son los encargados de recomendar obras que los motiven y fundamentalmente tener en cuenta la duración del libro. Para los que recién empiezan en el mundo de la lectura es mejor una historia corta, atrapante, muchas veces con un héroe como protagonista y una reflexión que pueda surgir a partir de la lectura. Esto va a convertir el proceso de leer en una verdadera etapa de aprendizaje. Recordemos que los primeros años de vida lo que más nos llama la atención es el impacto visual. Así que ofrecerles libros con dibujos y gráficos va a presentarles un universo conocido y abriendo las puerta de un sinfín de posibilidades. Además, se puede considerar crear un espacio específico en la casa para la lectura decorado en conjunto con los chicos siguiendo sus gustos y preferencias. De esta manera, pueden apoderarse de ese espacio para leer, más allá de la escuela, y hacer que la lectura se transforme en un acto de placer, alejada de las obligaciones.
Lo que garantiza la creación de un hábito en los niños es la constancia y variedad, la realización de distintas actividades con un mismo objetivo. Una buena idea de generar interés es hablarles
sobre la vida y obras de un autor; en caso de que demuestren interés particular por una obra, comprársela; mostrarles paisajes y personas que inspiraron a escritores, etc. Cuanto más detalles se les ofrezcan, mejor. Esto contribuirá a una experiencia completa de la lectura. Leer en conjunto es una de las estrategias más rentables. La lectura nocturna a la hora de acostarse es una gran rutina familiar para los padres de niños pequeños. Es ideal asegurarse de que el ambiente sea relajante, y elegir algún libro que termine con una escena tranquila para ir a la cama. Pero no hay que limitarse únicamente al horario de dormir, leer con niños durante el día colabora a que los niños se tranquilicen y se concentren. Si como adulto se muestra entusiasmo por los libros, probablemente los más pequeños imiten tu comportamiento y se enganchen en las aventuras escritas. Además, apartar tiempo para leer en familia puede asegurar la creación de un buen hábito literario.
En los últimos años, ha surgido una nueva tendencia: los influencers. Su lugar de trabajo reside en plataformas como YouTube, Tik Tok, Facebook e Instagram. Hablan de todo tipo de temas: desde
viajes, hasta moda y deporte y, por supuesto, están quienes hablan de libros -a los que se los denomina “booktubers”-. Un estudio reciente afirma que los denominados booktubers influyen en el mejoramiento del índice de lectura de niños y jóvenes. Por lo tanto, sus vídeos y reseñas son una muy buena forma de vincular la pasión por las redes con el deseo de leer. Los niños y niñas son seres curiosos por naturaleza, con mucha energía y deseos de descubrir el mundo. Suelen apegarse a la tecnología cuando no encuentran otra actividad en qué enfocar sus esfuerzos. Es por eso, que los adultos, deben dedicarle el tiempo suficiente y generar nuevos escenarios si buscan alejarlos del vicio electrónico. Al final del día, lo verdaderamente importante no es cuantas páginas hayan leído, sino que manifiesten un gusto por la lectura y sientan el impulso de leer por ellos mismos.
Fomentar la lectura en niños no es una tarea imposible, sin embargo, nos requiere presentes, creativos y dispuestos a contagiar las ganas para que la lectura sea una actividad más de nuestra cotidianidad.