Tendencias emergentes en la protección de derechos de autor
La protección de derechos de autor está en constante evolución, especialmente en un mundo digital donde el contenido se comparte y distribuye a una velocidad extraordinaria. Para editoriales, sellos y librerías, mantenerse al tanto de las tendencias emergentes es clave para proteger su contenido y evitar dolores de cabeza legales.
1. Aumento de la protección digital: el poder del blockchain
Empecemos con el blockchain, palabra que suele salir en las conversaciones de moda, justo después de “NFTs” y “cripto”. Más allá de ser la base de las criptomonedas, el blockchain tiene un potencial enorme para transformar la gestión de los derechos de autor, ya que permite crear registros inmutables y descentralizados. Esto significa que, a través de estos, cada transacción o cambio de propiedad de una obra quedará registrada de forma transparente y segura.
Imagina tener una biblioteca digital de miles de libros: con blockchain, podrías rastrear fácilmente quién es el dueño de cada uno, a quién se lo ha licenciado y cómo se han distribuido sus beneficios. Además, se podría utilizar para automatizar el pago de regalías a los autores y editores a través de contratos inteligentes, programas que se ejecutan automáticamente y se activan al cumplirse ciertas condiciones predefinidas.
Una de las características más poderosas del blockchain es su capacidad para crear registros inmutables y verificables. Cuando un creador registra su obra en uno de éstos, se genera un "hash" único (código que representa esa obra de manera exclusiva), almacenado en la cadena de bloques, donde no puede ser alterado ni eliminado.
La plataforma Mediachain (que fue adquirida por Spotify), por ejemplo, utiliza contratos inteligentes para distribuir las regalías a los músicos y compositores cada vez que sus canciones son reproducidas en la plataforma, asegurando transparencia y puntualidad.
2. Legislación adaptativa
Las leyes de derechos de autor no son estáticas, y eso es algo que debemos agradecer. En un entorno donde las tecnologías cambian a la velocidad de la luz, es necesario que la legislación se adapte rápidamente para mantenerse al día.
La Unión Europea, por ejemplo, trabaja en reformas clave que impactan directamente a las editoriales. La Directiva de Derechos de Autor en el Mercado Único Digital, adoptada en 2019, impone nuevas obligaciones a plataformas digitales y ofrece excepciones específicas para usos educativos y de investigación. Si bien no existe una normativa a nivel macro en América Latina (o al menos no como la de la Unión Europea), los países del continente no son ajenos a esta clase de reformas.
En 2020, México realizó un cambio significativo a su Ley Federal de Derechos de Autor como parte de la implementación del T-MEC. Asimismo, en 2022, se discutió en Brasil una nueva normativa para regular el uso de contenido en plataformas digitales, enfocada en la protección de los creadores y en la implementación de tecnologías de protección digital como el DRM. Por su parte, en Argentina se están llevando a cabo debates legislativos para actualizar la Ley de Propiedad Intelectual, que data de 1933.
Sin embargo, la OMPI (Organización Mundial de la Propiedad Intelectual) ha estado trabajando para armonizar las leyes de derechos de autor entre los países de América Latina, facilitando la protección de las obras en múltiples jurisdicciones. Este esfuerzo busca que los derechos de autor sean respetados de manera consistente en toda la región, esencial para la distribución internacional de libros.
3. Inteligencia artificial y automatización
Pasemos ahora a la inteligencia artificial (IA), esa tecnología que va desde las aspiradoras que se mueven solas hasta las plataformas que escriben guiones para series. Por un lado, puede ser una herramienta poderosa para los creadores, ya que es capaz de analizar grandes volúmenes de datos, identificar tendencias y hasta sugerir temas o estilos para nuevas obras; ¿te imaginas tener un asistente que te diga qué tipo de novelas están de moda este mes?
Además, existen herramientas basadas en IA, como las desarrolladas por plataformas del estilo de Content ID de YouTube, están diseñadas para detectar automáticamente infracciones de derechos de autor analizando grandes volúmenes de contenido en línea. Éstas son capaces de escanear millones de videos en busca de contenido protegido y alertar a los titulares de derechos sobre usos no autorizados. Es una solución que ahorra tiempo y reduce la necesidad de intervención humana, permitiendo que los editores se enfoquen en lo que realmente importa: crear contenido.
Sin embargo, las IA (especialmente las generativas) plantean preguntas complejas sobre la autoría y los derechos de sus creaciones. Si una IA escribe un libro, ¿quién es el autor? ¿El programador de la IA, la empresa que la posee, o la IA misma? ¿Se puede denunciar a la IA por usar información que no le pertenece para generar algo nuevo? Si la IA se retroalimenta constantemente, ¿cuánto tardará en convertirse en una serpiente que se come su propia cola? Estas cuestiones están empezando a debatirse en los tribunales, pero aún no hay respuestas claras ya que no hay normativas vigentes que regulen su comportamiento.
4. Licencias abiertas: un equilibrio entre protección y acceso
Las licencias abiertas, como las de Creative Commons (CC), han revolucionado la manera en que los creadores comparten su trabajo con el mundo. Estas licencias permiten a los autores especificar las condiciones bajo las cuales otros pueden utilizar sus obras, lo que facilita un mayor acceso al contenido sin comprometer sus derechos.
Wikipedia es uno de los ejemplos más destacados del uso de licencias Creative Commons. Todo el contenido de la enciclopedia libre está bajo una licencia CC BY-SA (Atribución-CompartirIgual), lo que permite que cualquier persona reutilice, distribuya y modifique el contenido, siempre que se dé crédito al autor original y se comparta el nuevo trabajo bajo la misma licencia. Este modelo permitió a Wikipedia crecer y convertirse en una de las fuentes de información más consultadas del mundo.
OpenStax, una iniciativa de la Universidad de Rice, es otro ejemplo notable de cómo las licencias abiertas están facilitando el acceso al conocimiento. OpenStax ofrece libros de texto gratuitos bajo licencias Creative Commons, permitiendo a los educadores y estudiantes utilizarlos, adaptarlos y distribuirlos sin costo alguno.
Conclusión
Las tendencias emergentes en la protección de derechos de autor están marcadas por avances tecnológicos, cambios legislativos y un enfoque creciente en la equidad. Para editoriales, sellos y librerías, adaptarse a estos cambios no es opcional; es esencial.
Adoptar nuevas tecnologías como blockchain y AI, y estar al tanto de las reformas legislativas, te permitirá no solo proteger tu contenido, sino también garantizar que estés listo para los desafíos del futuro. Así que, la próxima vez que pienses en derechos de autor, no lo veas como un obstáculo, ¡sino como una oportunidad para innovar y proteger lo que es tuyo!